miércoles, 29 de diciembre de 2010

.-2-. CHISPAS



.-2-.

CHISPAS


Los sueños son las ilustraciones del libro
 que tu alma está escribiendo sobre ti.

Marsha Norman


   Seguía corriendo descalza por encima de aquel mar de color blanco. Era precioso, estaba atradeciendo, pero Vesna solo pensaba en huir, llegar lo mas lejos posible, esconderse. Tropezó con algo, una rama quizás, la que hizo que se cayese al suelo. Tenía los labios morados, temblaba, y entre llantos pedía piedad.
   Todo empezó a nublarse, Vesna seguía temblando, miraba delante suyo con pánico. Todo se oscureció asta quedar una imagen completamente negra.
   Lo siguiente que ocurrió fue relajante, bonito. Estaba estirada en un banco de madera, en un patio lleno de abetos nevados. Algunos rayos de sol le llegaban al rostro. Oyó que una voz la llamaba, le atraía como ninguna otra voz había hecho antes.
    Después de soñar en otras cosas, al despertarse ya se había olvidado por completo de aquellos sueños tan intrigantes. Miró por la ventana, bostezó para despejarse, estaba todo helado, todos los charcos de agua congelados. Se puso una bata por encima de su pijama y bajo las escaleras en dirección a la cocina sin hacer ruido par no despertar a sus tíos, aunque ya eran las nueve y media de la mañana.
   Empezó a abrir y cerrar cajones, remover los armarios, buscar en la despensa, pero ni rastro de aquellas magdalenas de limón tan ricas, una de las pocas razones por las que le gustaba ir a Brasov. Eran unas magdalenas con ralladuras de limón en el interior. Las vendían en una pequeña pastelería al lado del ayuntamiento. La pastelería pertenecía a una familia que siempre habían sido muy amables con Vesna, ya sea porque era una clienta habitual todos los inviernos o por cualquier otro motivo, quizás por el encanto natural de la muchacha.
   Vesna obstinada en encontrar una cajita de magdalenas se había olvidado por completo del descanso de sus tíos, así que sin darse cuenta, al darse la vuelta, ellos ya estaban allí, sentados en la mesa, con una sonrisa pícara.
   -Suponemos que todo este alboroto es debido a que nos estás preparando el desayuno.-Dijo tía Catalina entre risitas.
   -Venga cariño, no seas mala con Vesna-dijo Andrei- ¿no ves que no encuentra las magdalenas?- observó con cierta satisfacción por haberlo deducido. 
Vesna hizo una cara de burla pero sin mala intención. Le gustaba ver a sus tíos contentos como dos niños.
   -Me visto en tres minutos y ahora mismo voy a comprarlas.- Dijo Vesna.
   -Gracias tesoro. –respondieron ambos tíos como si llevasen ensayando en un coro durante semanas.
   En cuanto Vesna se puso unos vaqueros oscuros, un jersey, las botas y aquel abrigo negro que tanto le gustaba, bajó las escaleras mientras refunfuñaba “yo no aguanto mucho tiempo aquí sin mis magdalenas”.

Las calles no estaban muy llenas de coches, la mayoría de ellos eran de los vecinos del pueblo, pocos eran turistas. Las tiendas estaban todas abiertas, asta el fontanero, que siempre se dormía. Pero cuando Vesna llegó a la pastelería vio que en la puerta aun había puesto el cartelito de cerrado. Se acercó para ver mas de cerca, apoyó su frente contra el frío cristal, las sillas estaban encima de las mesas. Siguió cotilleando a través del vidrio. Este último año habían cambiado el color de las paredes y habían hecho alguna que otra reforma.
   Una mano se posó sobre Vesna. De repente, en tan solo un segundo notó como si un montón de chispas estallaran en su hombro. No fue una sensación desagradable, pero fue tan…raro, que Vesna dio un giro tan brusco que con el hielo del suelo resbaló asta caerse.
  -¡Cómo puedo ser tan torpe!- Gritó Vesna.
  -¿Siempre te dices lo mismo?-dijo la persona que le había tocado el hombro- esta vez a sido mi culpa. Lo siento.
Vesna cogió la mano que el chico le ofrecía para levantarse.
   -Siento haberte espantado ayer por la noche, ¿eras tu, verdad?
Vesna se lo quedó mirando pensativa. Tenía una piel muy suave, mas blanca que el resto de la gente en Rumania. Sus ojos eran azules, ninguna novedad, ya que tenía un bonito cabello castaño, efecto perla.
   -¿Eras tu?- Insistió.
   -Eh…Sí, sí. Perdona, pensaba que podrías haber sido un ladrón o algo por el estilo. Por cierto me llamo…
   -Vesna Antonova.- canturreó sonriendo. – Yo soy Alexander Sarbu. Alex. Nos conocimos hace nueve años, me parece.
  Vesna se quedó estupefacta. Ella apenas se acordaba de él, en cambio el se sabía su nombre y también se acordaba de cuando se conocieron.
   -No te acuerdas de mi, ¿verdad?
   -No. Lo siento, es que tengo muy mala memoria.
   -Tranquila. Soy el hijo de los dueños de la pastelería. Pero no te acordarás de mi porque no acostumbro a pasar los inviernos en Brasov.
   -¿Y este invierno?- Preguntó Vesna con curiosidad.
   -Este invierno es distinto.- Y le dedico una sonrisa a Vesna mientras sacaba de un bolsillo las llaves para abrir la tienda.
Una vez dentro Alex le preguntó desde detrás del mostrador.
   -¿Qué te pongo?
   -Una caja de magdalenas de limón, por favor.
   -Alex, ¿tu también has notado esas chispas cuando me has tocado?- preguntó Vesna con cierta vergüenza aun pensando en lo ocurrido hacia unos minutos.
   Alex permaneció callado rebuscando en la caja registradora para devolver el cambio a la chica.
   -¿Alex? - Volvió a preguntar Vesna.
   -Debió ser por el frío.- Concluyó el.
Esta vez el chico sonaba con una voz distante, pensativo, asta parecía que sintiese cierta vergüenza.


   Vesna se asomó por la ventana mientras observaba como el viento movía las hojas de los árboles. Esa noche parecía que el frío se había ido, como si el invierno hubiese querido descansar durante un día, para que no hiciese frío, para que no hubiese miedo. Aquel tiempo expresaba con exactitud como se sentía por dentro. No sabía por que, pero hoy había sido un día perfecto.
   Vesna se acordó de su madre, y de el último día en que la vio. Sonrió. Sonrió porque todos los recuerdos que le quedaban de ella eran bonitos y felices.
   Cogió aire profundamente, cerró los ojos, y por unos momentos se permitió el placer de escuchar el silencio de la noche, mientras las estrellas des del cielo, des del oscuro cielo velaban por ella, como habían echo cada noche desde que nació.


8 comentarios:

  1. Hola Alba,en primer lugar, muchas gracias por pasar por mi blog y leer mi novela, me alegro de que te guste. En segundo lugar, me ha gustado mucho la tuya, es muy interesante, sigue escribiendo, me has dejado intrigada, con ese chico Alex xDD... :D

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  2. ¿que tal? gracias por la opinion, la verdad es que estaba intentando que no se pareciera mucho e memorias de idhun, pero creo que debo esforzarme mas, sinceramente, creo que escribes como una autentica escritora, pones todos los detalles bien, eso es lo que intento hacer yo, pero de alguna manera me sale asi, :D y no te preocupes que pronto pondre la 3º parte, es que lo tengo escrito todo en un cuaderno y pues tengo que escribirlo en el ordenador, pero a cambio tu tambien tienes que ponerla porque tengo curiosidad con lo que pasa con Alex, jejeje.

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  3. Jeje!! Me alegro mucho de que la 3ª parte ya esté en camino... y con lo de Alex...cuenta con ello! :)

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  4. jeje vale :D oye
    http://neversaynever-vampiredestiny.blogspot.com/
    esta es una novela de una amiga se llama Vampire Destiny, mola mucho, como dice el titulo va de vampiros...

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  5. Ok!! Gracias, ahora mismo me paso por su blog =)

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. Solo te puedo decir que me encanta de verdad, sigue escribiendo porque lo haces muy bien.

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